EFECTOS
El consumo repetido de drogas da
lugar a que el organismo se acostumbre físicamente. Las drogas interfieren en
los mecanismos neurológicos y biológicos, en particular en las sustancias
químicas que transmiten los mensajes entre las células del sistema nervioso
(neurotransmisores), y se fijan en los receptores específicos del cerebro. En
condiciones normales, estos receptores reciben sustancias secretadas por el
cuerpo (endorfinas), que tienen propiedades calmantes y que generan una
sensación de placer. Cuando el organismo recibe regularmente sustancias
morfínicas de origen externo (como en el caso de los consumidores de heroína),
la producción interna de endorfinas disminuye. Las sensaciones de placer no
pueden provenir, en una determinada fase de la intoxicación, más que de un
aporte externo. Los efectos de las drogas sobre el cerebro se caracterizan por:
confusión mental, delirio, alucinaciones y comportamiento generalmente
agresivo.
Para muchas personas consumir drogas es una salida fácil
pues en ella encuentran un falso refugio que los aparta de la realidad (mens
sana in corpore sano) y sin darse cuenta van cayendo en un abismo que muchas
ocasiones tiene fatales consecuencias.
El abuso de drogas de modo casual o compulsivo, puede
considerarse como un comportamiento "resorte" que se mantiene por sus
consecuencias inmediatas; cuando éstas refuerzan el hábito de uso, que puede
afianzarse por la conducta anterior de la toma de la droga bien con un efecto
placentero (refuerzo positivo) o bien paliativo ante alguna situación aversiva
para el individuo (refuerzo negativo) como el alivio del dolor, el miedo, la
inseguridad o ansiedad. El refuerzo secundario o social es independiente de los
efectos farmacológicos de la droga y puede tener un papel importante. El
contacto con drogas puede conferir cierta categoría social, permite el trato e
ingreso en un ámbito o grupo social determinado o es consigna de aprobación o
admiración en su entorno. A veces este refuerzo social mantiene la conducta
experimental del individuo, hasta que se llega a apreciar el efecto primario de
la droga o se toleran los efectos aversivos iniciales de la droga. Esto es muy
típico de drogas socialmente aceptadas, como los efectos iniciales del tabaco.
Las drogas también pueden producir trastornos digestivos y
cardíacos. Existe el riesgo de obstrucción brusca de un vaso sanguíneo
(embolia) y de aparición de diversas infecciones cuando se administran por vía
intravenosa. En dosis muy altas, pueden producir una intoxicación aguda, que
puede llegar a la muerte por sobredosis.
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